CARTA AL DIRECTOR
CARTA AL DIRECTOR
Se llamaba Toufik Alasal y tenía 24 años. Su familia lo define como un buen chico que cuidaba de una madre enferma. Hace un año salió de su pequeña aldea natal en busca de una vida digna, una vida normal, esa aspiración tan irrebatible y humana que un país con una estructura feudal como Marruecos jamás podrá ofrecer a su ciudadanía.