carta al director
Un ángel para Martina
Esta misiva de agradecimiento va dirigida al profesional de la medicina oftalmológica el Dr. D. Antonio J. Fernández Aparicio. El cronograma con sus antecedentes resumidos, son los que siguen, los cuales los describo para conocer el fin último de la misma.
Todo comenzó hace año y medio, cuando mi hija Martina comenzó a tener problemas de visión, y tras acudir a 'ciento y la madre' de oftalmólogos de pago (preocupación de padres primerizos), cada cual nos daba un diagnostico distinto. Ante tal situación, y la desesperación, unos amigos y familiares me hablaron de Antonio (como le gusta que le digan). Bendito día.
Tras varias gestiones conseguimos que citaran a Martina. Cuando entramos y lo conocimos fue algo gratamente sorprendente ver como conseguía que colaborara una niña de 3 años y interactuara con él desde el segundo 1. Tras su primer diagnostico, fue mejorando poco a poco. Estábamos súper contentos.
Pero como todo en la vida, los abuelos, al igual que los padres, quieren que sus hijos/nietos tengan lo mejor (aunque a veces se equivoquen), por tanto nos medio obligaron a llevar a Martina a Barraquer (unas de las mejores clínicas oftalmológicas de Europa). Sin explayarme demasiado, el resumen del diagnostico de la clínica barcelonesa fue que Martina si no seguía un tratamiento súper severo perdería la visión del ojo, todo ello después de pagar unos 1.000 euros.
Volvimos a Huelva y le comentamos a Antonio que estuvimos en la ciudad condal, pero que obviamente seguíamos con su tratamiento. Tras varios meses siguiendo su tratamiento, Martina paso de ver un 10% a ver el 70% (casi lo máximo que ve cualquier niño de su edad). Hace menos de un mes operó a Martina junto a su equipo y la operación fue un éxito. Entre otras cosas, aparte de por ser un profesional, porque se llevo dos días estudiando la historia de Martina para operarla justo en el milímetro de la zona y que no fallara nada.
Vengo a explicar esta larga historia porque, aunque nuestra sanidad la recorten y recorten hasta límites insospechados, tenemos a los mejores profesionales de Europa, y sobre todo y por la parte que me toca, tenemos a D. Antonio J. Fernández Aparicio, que hizo creer a una familia que se podía, y se ha podido, porque profesionales y personas como ella son los que hacen que cosas imposible sean posibles. Y por desgracia estos 'ángeles' que nos cuidan o cuidan a nuestros familiares día a día, en muy raras y/o contadas ocasiones, se les reconoce públicamente lo que hacen y lo que son. Gracias, gracias, gracias, gracias, y así podría escribirlo dos millones de veces y me quedaría corto. Con esfuerzo y sacrificio, todo se consigue en la vida.
El papá de Martina, Prudencio Serrano