CARTA AL DIRECTOR

Indignante trato en la Delegación de Salud y Consumo

Parece que no está nunca de más recordar a las instituciones, y las personas que las integran, que su razón de ser es estar al servicio al ciudadano. Esta afirmación tan evidente choca en no pocas ocasiones con la realidad y hoy mismo lo he podido comprobar. 

Indignante trato en la Delegación de Salud y Consumo

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Indignante trato en la Delegación de Salud y Consumo

He recibido un trato en la Delegación de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía de Huelva al que se le podrían poner muchos calificativos y ninguno bueno. Ha sido indignante, vergonzoso y frustrante comprobar como en tu propia cara te hacen pasar por situaciones tan injustas como las que expongo a continuación. 

Acudí este mediodía a la delegación para entregar una hoja de reclamaciones, porque no se podía hacer online, ya que el establecimiento no estaba adherido. La puerta estaba abierta. La reja estaba desplegada y la puerta de cristal automática de la entrada se abrió. Me dirigía al arco de seguridad y cuando me preguntan qué gestión quiero realizar, los dos guardias de seguridad me dicen que ya está cerrado. Me sueltan el típico y manido “vuelva usted mañana”.  Es decir, no me quieren atender y se escudan en el horario, cuando la puerta estaba abierta y no se tarda nada en poner un sello en la reclamación, que es lo único que hacen para darle curso, recepcionar ese documento. En ese momento eran las 14.00 horas y el horario de atención es de 9.00 a 14.00 horas.

Mi indignación fue a más cuando las personas que estaba allí no atendían a razones. Les insistí, con educación, que sólo iba a entregar esa reclamación y que necesitaba hacer esta gestión ahora, pero se enrocaron en que estaba ya cerrado. Ningún funcionario quiso salir a dar explicación alguna. Es más, se están mofando por detrás cuando los de seguridad me dicen que la puerta está cerrada y les insisto que esta abierta y que por eso he podido entrar. Entonces alguien desde dentro dice estaba abierto porque si no ellos no iban a salir por la ventana.

Como me parece muy injusto, les pido una hoja de reclamaciones por este trato que considero nada ajustado a lo que debe ser lo correcto y me dicen primer que no tienen y cuando les expreso que es imposible que en una Delegación de Salud y Consumo no la tengan, responde que si la tienen pero que no me la pueden dar porque para esto también están cerrado. 

Indignante trato en la Delegación de Salud y Consumo

Entonces decido llamar a la Policía Local. Pasado un tiempo no viene nadie y se acercan dos agentes de la Nacional, seguramente llamados por alguien de la Delegación. Cuando llega la Policía cada uno le damos nuestra versión de los hechos. La Policía les dice a los guardias de seguridad que por qué no me habían dejado pasar si eran las dos y que por tanto era horario de atención al público, respondiéndole ellos que claro, pero que mientras dejo mis cosas en la bandeja del arco de seguridad y paso ya se hubiera pasado la hora. Ante la negativa insistente la Policía me dice que no puede obligar a darme la hoja de reclamaciones si ellos no quieren y que la solución que tengo es volver al día siguiente a poner la reclamación contra la Delegación de Consumo o hacerlo telemáticamente. 

Me instan a abandonar el edificio porque estaba ya cerrada, después de darme la razón, pero reconocen que no les pueden obligar a atenderme. No obstante, me indican que estoy en mi derecho de denunciar. Cuando llegué me podían haber atendido perfectamente y con tanta discusión a esa hora el tiempo se había excedido. 

Pienso y siento que no había necesidad de tener que sufrir esta indefensión ante personas que dan un trato tan injusto y poco razonable. No entiendo tanta inflexibilidad y falta de empatía con las personas a las que se debe tener una vocación de servicio que está claro que sólo aparece cuando les conviene.

Tengo una asesoría, soy abogada, y siempre he ido de humilde por la vida, pero estoy cansada de que me pisoteen y no me da la gana. Nos partimos la cara por nuestros clientes y cuando me piden explicaciones es enorme la impotencia que tengo ante las administraciones que me impiden hacer mi trabajo. 

Estoy cansada, pero no me voy a rendir. Lo que faltaba ya era la pandemia de Covid-19, situación de la que se están aprovechando los organismos públicos para no cumplir sus funciones como deben. En la medida en la que pueda quiero poner mi granito de arena y lo mínimo es mostrar públicamente mi indignación e impotencia. 

Eva María Reyes Barroso

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