Matalascañas, ola de calor y urbanización deficiente

Volvemos una vez más a nuestras playas acogedoras e inigualables, brindadas por la madre naturaleza que nunca falla ni defrauda. Pero la urbanización es otra cosa: las puestas a punto son otro cantar de quienes no han hecho sus deberes y toca evaluar a final de curso. 

Vuelven usuarios y la situación de la Avenida Compositor Manuel de Falla en Matalascañas es aún peor que el año anterior. No han salido las cuentas, o no se han echado siquiera. Han tenido todo el invierno para terminar las obras señores, ya sabemos que la contratación pública es complicada, pero esto no es el metro de Roma. Ni siquiera hay accesos provisionales para entrar en las viviendas a pie, que los propietarios de las casas tienen una media de edad que supera los setenta años en la zona. En coche toca bordear por calles y calles para acceder o salir, calles que carecen del más mínimo mantenimiento, reparaciones de aceras y baches en asfalto que dan lugar a las mismas fotos dese hace meses, desde hace años. Se venderá algún día como plan general de asfaltado lo que es mantenimiento de toda la vida, como se encalan las fachadas, como se podan los árboles, como se barre la suciedad, porque hoy día todo es tuiteable y genera réditos, pulse la app matalascañas plus.

Y es que tardar una media de tres anualidades en remodelar una avenida principal es cosa de torpes. Torpes en gestión, claro. Torpes en cálculos de fechas. Torpes en atender como se merece al contribuyente que abona religiosamente sus impuestos. Torpes en planificar. Torpes en ejecutar las obras. Torpes en promover tejido empresarial, hotelero y turístico.

Que Matalascañas recupere bandera azul será ciencia ficción si sillones de liderazgo tornan cómodos con tantísima facilidad. La calidad del entorno natural es inigualable, que es lo más importante; que cumplan su misión y hagan sus deberes, es otro cantar. 

Miriam Dabrio Soldán. Arquitecto