¡Abandonados a nuestra suerte!

La España rural vaciada será una realidad si desde arriba no se interviene. Tendrán que articularse medidas para que las empresas tanto financieras como postales, de transportes, entre otras, estén “obligadas” a quedarse, al menos por responsabilidad social. Deben ser invitadas, por los poderes públicos, a permanecer en pueblos como el mío, en el que, que un banco eche la persiana va mucho más allá de las incomodidades que produce a sus clientes. Se trata de la pérdida de servicios, de la pérdida de comodidades, de la pérdida de la idiosincrasia, se trata del agravio comparativo con los que viven en las ciudades. ¿Dónde queda la fidelidad con el cliente a la que tanto apela la familia Botín?

Que nos abandone el banco Santander significa que hay que trasladarse a 20 kms. a realizar gestiones, 20 kms. que para los que no tienen coche son inasumibles porque también nos están abandonando las empresas detransportes por carreteras. La banca digital es el futuro, sí, pero yo necesito sacar dinero, ingresarlo, pagar recibos y realizar determinadas gestiones bancarias que siguen siendo presenciales.

Me sentí el centro del mundo cuando me abrieron mi primera cartilla en este banco, cuando me concedieron la hipoteca porque yo era de fiar y cuando tantas veces me hicieron sentir que para el Santander yo era lo primero y me pregunto, ¿cómo ahora ni mi dinero ni yo valemos nada?

Se han recogido firmas por el pueblo y se ha abierto una iniciativa en Change.org., ambas medidas han sido todo un éxito. Le hemos mandado toda las firmas a la central del Santander. Nadie quiere que se lleven el Santanderde Calañas. Señora Ana Botín, le pido que le dé una pensada.

Diego carrasco Caballero