CARTA AL DIRECTOR
XII de octubre: Día de la resistencia indígena
El pasado 25 de mayo la policía Federal estadounidense asesinaba de manera cruel y espeluznante en la ciudad de Minneapolis al ciudadano afroamericano George Floyd dando lugar a una oleada de protestas raciales y de furia desatada.
Aunque la violencia policial en ese país contra negros, afroamericanos, latinos, etc.. es un hecho tristemente cotidiano (según un estudio del medio inglés The Guardians realizado en el año 2016 1134 personas fueron asesinados víctimas de la brutalidad de los uniformados durante ese año en una nación que alberga entre sus mazmorras carcelarias a un cuarto de la población reclusa mundial). En los días posteriores al asesinato de Floyd grandes ciudades norteamericanas como Boston, Baltimore o Richmond entre otras, asistían al derribo de estatuas y bustos de Cristóbal Colón por cuanto a este almirante colonialista se le asocia con el inicio del exterminio de indios y la posterior llegada de negros esclavos desde Africa. También en otros puntos del planeta tan distantes entre si como Nueva Zelanda, Reino Unido o Barcelona se procedía al derrumbamiento del “conquistador” como símbolo del genocidio indígena y del legado de esclavitud en EE.UU. y otros enclaves caribeños. Incluso en California, centro audiovisual del imperio, las autoridades de ese estado aprobaban la retirada de una estatua de Colón y de la llamada Isabel la católica en su capital.
Casi de manera simultánea y mientras las protestas raciales se sucedían y conmocionaban al mundo, en Huelva asistíamos a una reafirmación de la” bondad y misericordia del almirante” con la presencia de representantes institucionales de la derecha extrema, tanto monta, custodiando pretorianamente las estatuas del “conquistador” diseminadas entre nuestra capital y el Paraje de La Rábida. La falta de respeto de la derecha extrema con los pueblos latinoamericanos es necrológica. Ni siquiera aquellos pueblos desaparecidos por la codicia hispana en nombre del saqueo de los grandes recursos naturales y de la imposición a fuego del mal llamado cristianismo, que actuaba con el rosario y la cruz en una mano y la espada en la otra, merecen una benignidad e indulgencia de la derecha extrema, demostrando una vez más que el humanismo, la solidaridad y la memoria no forman parte de las tablas de valores de tan perversa ideología. Uno de sus voceros en declaraciones a la prensa local mostraba su “repulsa a quienes quieren contar las cosas como realmente no fueron”. También, al otro lado del océano el guerrerista Donal Trump se deshacía en elogios con el “descubridor” que así es como llama a Colón, demostrando las coincidencias ideológicas entre el actual inquilino de la White House como enemigo belicoso de los pueblos latinoamericanos y la derecha extrema hispana ,tanto monta, ante la absoluta falta de consideración y respeto por tanto atropello cometido contra los aborígenes, indios, nativos y otras razas que con tanta armonía vivían antes de la llegada salvaje del hombre blanco a esas ricas tierras indoamericanas. Con toda seguridad que panegíricos como los defendidos por Trump y por la derecha extrema no circularan jamás por las venas abiertas de américa latina. Sus pueblos se encargarán de rechazarla y expulsarla en nombre de la verdad.
Mientras, a la vuelta de la esquina, el XII de octubre señalado en el calendario como feriado y como día de la Raza o de la Hispanidad para la derecha extrema, clericales, conservadores, socialdemócratas e indiferentes pasará un año más en nuestra tierra vociferando loas y alabanzas en favor de “los conquistadores”. Pareciera que para el Ayuntamiento de Huelva las razones morales y la reparación ante el genocidio, el robo, la barbarie cometida contra esos pueblos debe seguir siendo silenciada y apartada del conocimiento de todos nosotros. Así, difícilmente las nuevas generaciones venideras podrán mantener una interpretación certera y culta de la presencia imperialista española en aquellas tierras. Eso supondría adoptar aptitudes críticas frente al discurso actual de la sumisión y la falsedad de lo sucedido. El Ayuntamiento de Huelva debería ayudar desde ya a la interpretación correcta de lo acaecido a partir del fatídico, para aquellos pueblos originarios, 3 de agosto de 1492 por lo que sin más reticencias debiera en acuerdo plenario y como acto de decencia aprobar el mencionado día XII de octubre como día de LA RESISTENCIA INDIGENA. A buen seguro desde el norte del Rio Bravo hasta el estrecho de Magallanes los pueblos y organizaciones progresistas del continente aplaudirían este noble y obligado reconocimiento. Ni que decir tiene, estos pueblos agredidos y saqueados también se han hecho acreedores, por el dolor y sufrimiento a que fueron sometidos, a ver erigido en algún lugar de nuestra ciudad un monumento en su honor. Al pie del mismo podríamos verter nuestras culpas y pecados. Pienso que es de justicia esta petición que pido en esta mi tierra, Huelva.
Antonio López Rodríguez