El runrún: Algo pasa en el párking de Aqualon

Desde hace algunos días se han cerrado varias puertas y ya sólo hay una de entrada y otra de salida, con su pertinente barrera, en ambos casos. A la entrada se entrega un ticket con un código QR que hay que escanear en la máquina de validación y volver a presentarlo en el torno de salida. El personal informa que de momento están de prueba y no se sabe cuándo comenzará a ser de pago el aparcamiento, así como sus tarifas y condiciones, que aún no figuran por ningún lado. De momento estarán analizando los hábitos de los usuarios, cuántas personas dejan allí el coche a diario, si es mucho o poco tiempo, más por la mañana o por la tarde… Es entendible que se cobre por un servicio, a un precio razonable, aunque si últimamente le cuesta al centro comercial tener toda la afluencia de público deseable, el cobro del parking puede ser un elemento disuasorio. Lo gratis gusta demasiado y en el máximo rival comercial, Holea, siempre han ofrecido gratis el aparcamiento. Lo cierto es que no haría mucha gracia a quienes tienen negocios allí que el parking estuviera lleno en muchos momentos y que arriba estuvieran muchas menos personas haciendo gasto. Habrá que encontrar el equilibrio. Desde luego sus gestores han dado muestras de que siempre han estado dispuestos a acometer todos los cambios necesarios con tal de dar con la tecla. Veremos qué ocurre.

Los garajes se quedan sin piscina. El verano está ya a la vuelta de la esquina y, como todos los años, las urbanizaciones de la provincia se poblarán de veraneantes –propietarios y de alquiler–, para disfrutar tanto de nuestras playa como de una de las instalaciones más deseadas cuando aprieta el calor: las piscinas. El derecho al uso de las mismas en estas comunidades es uno de los temas más peliagudos en cuanto a las relaciones vecinales, sobre todo cuando, por ejemplo, alguno de los residentes abusa de su condición invitando a diario a toda su familia o a su extensa pandilla de amigos. En este último caso, poco pueden hacer las comunidades salvo aguantar tirón o hacer entrar en razón al molesto vecino, normalmente sin muchas perspectivas de éxito. Sin embargo, en otro caso frecuente ya hay un asidero legal al que agarrarse. Nos referimos al de aquellas comunidades que cuentan con propietarios de plazas de garaje sin viviendaque se arrogan el derecho a disfrutar de la piscina, las pistas deportivas o cualquier otra instalación de ocio con que cuente la urbanización. En este sentido el Tribunal Supremoha considerado válido el acuerdo de una comunidad de propietarios en Mallorca que prohíbe eluso de la piscinay la barbacoa a quienes solo sean propietarios de garajes. En este sentido, el tribunal ha aclarado que la piscina en cuanto elemento común no tiene como destino natural servir de disfrute a los titulares de los aparcamientos, los cuales los adquieren para estacionar un vehículo y no por las particularidades recreativas de la edificación. Así, ha subrayado que “el uso de la piscina es extraño, por ello, a la propia naturaleza y finalidad de adquisición de un garaje”. Un argumento que, aunque parece bastante sólido, dará que hablar entre los vecinos de más de una urbanización de la provincia.

Las ‘perdidas’ que no debe responder. En esto de las nuevas tecnologías, hay veces en que los mayores juegan con ventaja. Al menos cuando de lo que se trata es de evitar que nos estafen con determinadas triquiñuelas, como esta sobre la que nos pone sobreaviso la Guardia Civil. Nos referimos a esas llamadas que recibimos en el móvil de números que no sólo no conocemos, sino que son sospechosamente largos. ¿Qué abuelo no arquearía su ceja viendo en pantalla un teléfono de 20 dígitos?Efectivamente, por norma general optan por la prudencia y eso les protege de un timo bastante extendido en las últimas fechas. El ‘modus operandi’ es el siguiente: recibimos en nuestro celular una llamada de un solo tono desde un número anormalmente largo. Llevados por nuestra curiosidad, o quizá por el miedo a perder una llamada de alguna administración (del centro de salud, por ejemplo), devolvemos la llamada sin sospechar que estamos estableciendo comunicación con un país ‘exótico’ y con una tarificación especial, por lo que sin saberlo, nuestro interlocutor –el timador– nos estará metiendo la mano en el bolsillo desde algún remoto país y con pocas opciones de recuperar lo gastado. La Guardia Civil nos da un consejo sencillo y suponemos que efectivo: no responder ninguna llamada perdida que comience por los siguientes números: 355, 255, 233 y 234, pues tendremos bastantes papeletas para ser víctimas de este timo. Y si teme, como decíamos, perder una llamada de su centro de salud, sepa que desde el año pasado el SAS puso en marcha un número único para las llamadas salientes desde cualquier centro sanitario andaluz. De esta manera desaparecen los números largos de centralita o números ocultos cuando se recibe una llamada desde el centro de salud y siempre aparecerá el 955 800 008.