TRATA POR QUÉ SE PIERDEN LOS MOTIVOS PARA VIVIR

Lee el primer capítulo de 'Morir es un color', la nueva novela de Mario Marín

13.55 h. Con extrema delicadeza y una escritura desprovista de toda retórica, desnuda, callejera, Mario Marín va contando una historia terrible y amable, que va dosificando al lector con ternura infinita en 'Morir es un color', y una novela sobre enfermedades mentales, sobre la vida cuando viene torcida, sobre la amistad.

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El escritor onubense Mario Marín está de estreno con el lanzamiento de su última novela, 'Morir es un color'. Es una historia de por qué se pierden los motivos para vivir. Qué queda después del aplastamiento de los monstruos. Cómo se rearman los andamiajes cuando han sido derribados y retorcidos. Santi, trabajador de Amazon, vive en un barrio de Huelva. Tiene 47 años y dos hermanos, uno de ellos chino, hijo de la china del chino de enfrente de la casa de sus padres. Un día Santi, se tira llorando en el suelo toda la mañana y lo tienen que ingresar en una planta de salud mental del Hospital Vázquez Díaz. Allí conoce a Carmen, que lleva ya un tiempo en tratamiento. Ambos inician una relación de amistad ante la tristeza.

Lee el primer capítulo de 'Morir es un color', la nueva novela de Mario Marín

'Morir es un color' es una crónica de un desconsuelo. Es batallar contra el drama. Es a dónde llevar la ilusión si el porvenir se disfraza de pasado. Dónde guardar la depravación para que resulte acostumbrada. Qué queda después de la desaparición del interés. Morirse sin ganas es arrostrar sin morirse. Sufrir es un verbo adaptativo. Adolecer uno generalista. Padecer el que nos iguala.

El primer capítulo es el siguiente:

UNO

En el dos mil dieciocho mi hermanastro chino ya no estaba y yo me desperté una mañana con ganas de morirme. Estaba teniendo una inundación cromática de azul negro humo. Parece empalagoso y hortera de la aurora, pero me pasó. Morir mientras te mueres no es lo suyo. Morir tampoco es un color, ni un tránsito a nada ni un descanso. Tampoco es un apagón general de la consciencia ni ningún viaje ni ningún cese de lo que sea. A mí no me da miedo morirme, lo que me da es coraje. Lo peor de morirse es que te mueres para siempre. No existe lo otro. Te pueden contar cualquier cosa; elige un culto, el que quieras, elige cualquier texto de cualquier época, breve o largo, elígelo de la zona del mundo que te parezca más pop o más seria y que te lo cuente el más tonto o el más leído, porque dará igual, será mentira. Te mueres y te mueres. Por eso me da grima, porque es para siempre. Un rato antes estás cogiendo unos Papadelta y dos cervezas de litro del lineal de frío para luego el partido, o dejando a tu hija en la guardería, o llegando tarde a tu primera entrevista de trabajo, y una hora después uno que pasa está llamando al 112 porque hay un hombre tirado en la calle no sé cuál es, señorita, creo que Vasco Núñez de Balboa, pero a la altura de la del Juan José. Y primero llega la Policía Local porque venía de Santa Marta de un aviso y después el 061 pero ya tarde porque te has muerto en la calle sin hacer ruido. 

Las ganas de morirte no tienen nada que ver con tu sueldo ni con tu vida ni con tu salud. Tampoco la mucha o la poca edad. No tienen que ver tu familia ni tus amigos ni tu trabajo. No se puede contar ni encontrar en ningún portal de consejos médicos. Es que te quieres morir. Te despiertas y lo ves claro. No hace falta que te levantes a mear ni a preparar café. Te puedes quedar en la cama. Nunca antes has tenido una escena tan transparente delante de ti.

Es un páramo limpio y silencioso. También sordo. No huele a cereal segado. Ningún otero. Ninguna hilera de chopos. Ninguna montonera de piedras. Ninguna cerca. Un cielo azul de ocho de la mañana de julio. Un suelo dorado viejo normal de páramo. Alguna tagarnina espigada. Algún camino antiguo de rebaño. Miras de reojo a los lados y no encuentras los límites del vacío. Se te ha olvidado la palabra interés.

Sobre el autor

Mario Marín González, Aroche, Huelva, 1971. Es Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Actualmente su desarrollo artístico lo desplaza de la literatura a la creación plástica en un ida y vuelta continuado y a veces paralelo. Artista por actitud. Devoto de la Virgen de la Ataraxia. Invencionista por credo. Activista performer. Miembro del Colectivopacopérez. Amante del oficio. First Fan del concepto páramo. Desarrolla proyectos.

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