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Sinceramente, si la mañana del 4 de abril de 2011, cuando encendimos el ordenador para poner en funcionamiento huelva24.com, nos llega alguien a decir que diez años después íbamos a seguir vivos como medio de comunicación, contando noticias a los onubenses durante casi  3.700 días, uno detrás de otro, habríamos pensado que nos estaban tomando el pelo.

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Había que estar loco, o ser un idealista, para pensar que un proyecto podía llegar tan lejos en aquella Huelva azotada por la terrible crisis iniciada en 2008. Era el peor momento y desde luego no el mejor lugar para dedicarse a esta profesión: al igual que ocurría en el resto del país, la prensa fue uno de los sectores a los que le tocó pagar los platos rotos y nuestro caso no fue una excepción. A finales de 2010, tras varios años trabajando en la prensa tradicional, la de papel, la edición onubense de El MUNDO echó el cierre arrastrada por su pésima gestión y el desplome del negocio publicitario.

De la noche a la mañana, un puñado de periodistas –como tantos otros miles en toda España sufriendo ese mismo destino–, se encontraron en la calle, con varias nóminas pendientes y lo que es peor: sin perspectiva laboral alguna. Gracias a una feliz coincidencia, precisamente al volver de la oficina de empleo de ‘arreglar’ los papeles del paro, se cruzó en mi camino un amigo con espíritu emprendedor y surgió la idea de poner en marcha un periódico digital. Inmediatamente eché mano de uno de mis compañeros, Mario, que se sumó encantado al proyecto y se puso a la tarea de buscar más ‘tripulantes’ dispuestos para la aventura.

Por encima de la obligación de buscar un nuevo modo de ganarnos la vida, aquel primer impulso nació de una necesidad aún más urgente: la de seguir trabajando, la de no dejar que el tiempo de inactividad complicara aún más una situación ya de por sí difícil. En definitiva, se trataba, simple y llanamente, de seguir adelante. Lo hicimos y no sin dificultad. Empezando por la lógica ‘huida’ de nuestro amigo emprendedor, asustado imaginamos de nuestra inconsciencia y desconocimiento a la hora de poner en pie un proyecto empresarial serio, un objetivo que en ese momento para nosotros estaba en un segundo plano. Queríamos trabajar y lo demás vendría de la mano, o eso pensábamos. Y afortunadamente no nos equivocamos, ya que desde el primer momento sentimos que había alguien al otro lado: vosotros. Decenas, cientos, los primeros días, y muchos miles después, a menudo onubenses desde los rincones más insospechados del planeta, que han visto en este periódico el modo de seguir en contacto con su tierra. Pero hoy no queremos hablar de números, no es necesario: sabemos que nunca podremos agradeceros suficientemente la fidelidad que nos habéis demostrado durante esta década, a pesar de nuestros muchos errores.

 Había que estar loco, o ser un idealista, para pensar que un proyecto podía llegar tan lejos en aquella Huelva azotada por la terrible crisis iniciada en 2008. Era el peor momento y desde luego no el mejor lugar para dedicarse a esta profesión: al igual que ocurría en el resto del país, la prensa fue uno de los sectores a los que le tocó pagar los platos rotos y nuestro caso no fue una excepción. A finales de 2010, tras varios años trabajando en la prensa tradicional, la de papel, la edición onubense de El MUNDO echó el cierre arrastrada por su pésima gestión y el desplome del negocio publicitario. De la noche a la mañana, un puñado de periodistas –como tantos otros miles en toda España sufriendo ese mismo destino–, se encontraron en la calle, con varias nóminas pendientes y lo que es peor: sin perspectiva laboral alguna. Gracias a una feliz coincidencia, precisamente al volver de la oficina de empleo de ‘arreglar’ los papeles del paro, se cruzó en mi camino un amigo con espíritu emprendedor y surgió la idea de poner en marcha un periódico digital. Inmediatamente eché mano de uno de mis compañeros, Mario, que se sumó encantado al proyecto y se puso a la tarea de buscar más ‘tripulantes’ dispuestos para la aventura. Por encima de la obligación de buscar un nuevo modo de ganarnos la vida, aquel primer impulso nació de una necesidad aún más urgente: la de seguir trabajando, la de no dejar que el tiempo de inactividad complicara aún más una situación ya de por sí difícil. En definitiva, se trataba, simple y llanamente, de seguir adelante. Lo hicimos y no sin dificultad. Empezando por la lógica ‘huida’ de nuestro amigo emprendedor, asustado imaginamos de nuestra inconsciencia y desconocimiento a la hora de poner en pie un proyecto empresarial serio, un objetivo que en ese momento para nosotros estaba en un segundo plano. Queríamos trabajar y lo demás vendría de la mano, o eso pensábamos. Y afortunadamente no nos equivocamos, ya que desde el primer momento sentimos que había alguien al otro lado: vosotros. Decenas, cientos, los primeros días, y muchos miles después, a menudo onubenses desde los rincones más insospechados del planeta, que han visto en este periódico el modo de seguir en contacto con su tierra. Pero hoy no queremos hablar de números, no es necesario: sabemos que nunca podremos agradeceros suficientemente la fidelidad que nos habéis demostrado durante esta década, a pesar de nuestros muchos errores. Como decía unas líneas más arriba, trabajo no ha faltado, ni antes ni ahora, y ese ha sido sin duda el único secreto de huelva24.com: la generosidad de todos los que han formado parte del equipo, los mejores compañeros que se podrían tener para llevar esa nave a buen puerto. Todos, los que estuvieron y ya no están –¡gracias David, Elena, Ana,...!– y, por supuesto, los que hoy comparten conmigo este décimo aniversario: María, Ricardo y Mario, tres amigos que han hecho que el camino haya merecido la pena.

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