La nueva era de la industria de la moda

La moda, según el estudio The Sustainable Fashion Blueprint 2018, emplea a 300 millones de trabajadores en el mundo. Tan solo en Asia, la producción de artículos de moda representa el 40% de su industria. De hecho crea tal fortuna que, según la revista Forbes, el hombre más rico de Francia, y el tercero del mundo con mayor patrimonio calculado, es Bernard Arnault, propietario del mayor grupo de artículos de lujo, LVMH (Louis Vuitton Moët Henessy).

Tan solo dicho conglomerado alberga 75 empresas, entre las que se encuentran Tiffany & Co, Christian Dior, Louis Vuitton, Loewe o Celine, entre otras, las cuales facturaron en Asia 13.723 millones de euros en 2018. Y, ¿por qué Asia es el punto de referencia a la hora de hablar de facturación? Actualmente es el país que más invierte en lujo, tanto es así que las propias firmas han adaptado sus artículos y su atención al cliente, para fidelizar a los compradores asiáticos.

No obstante, esta realidad ya es agua pasada a causa de la pandemia que estamos viviendo, y es que en abril, el IPI (Índice de Producción Industrial) del textil retrocedió un 48,9% interanual. Se trata de la mayor caída histórica, desde agosto de 1987, cuando la producción textil retrocedió un 45,7%. En España concretamente nos situamos en una caída del 33%.  El INE indica que “la declaración del estado de alarma y la entrada en vigor del permiso retribuido recuperable han provocado una paralización casi total de la mayor parte del tejido productivo industrial durante la primera parte de abril”.

El sociólogo, periodista y crítico de moda, Pedro Mansilla, aseguraba esta semana en Cadena Ser Huelva que “pasará muchísimo tiempo antes de que la moda se adapte a la situación. Podemos estar perfectamente ante un cambio de ciclo”, y que “la verdadera locomotora, el verdadero factor que tira de la moda es que salimos a la calle, que nos vean los otros”, por ello ni siquiera grandes expertos en la materia son capaces de apostar qué va a ocurrir con esta “debacle”.

La celebración online de las grandes pasarelas supone un gran problema económico para las grandes firmas de moda y las respectivas ciudades en las que se celebran las Semanas de la Moda. Mansilla explicó el impacto económico y social que supone hacer un desfile de Chanel en París a hacerlo virtualmente. “Calcula dos mil habitaciones de hotel de lujo desaparecidas, dos mil citas de restaurantes… Más allá de que el espíritu de compra cuando asistes en directo a uno de esos desfiles e ir luego a la tienda no tiene nada que ver con verlo en la silla de tu casa”.

La pandemia provocada por el Covid-19 ha supuesto un cambio en todos los aspectos de nuestras vidas, y por tanto ha afectado significativamente a la hora de consumir artículos de moda y belleza. El hecho de tener que utilizar mascarilla o la reacción de salir menos por miedo al virus o simplemente la incertidumbre a un nuevo confinamiento, ha provocado que tengamos menos necesidad de consumo en lo que a moda se refiere. Ya no es nuestra prioridad ir o no a la moda, porque cómo Mansilla ha explicado, nos vestimos, en gran medida, para ser vistos.

La directora general de revistas del Grupo Zeta, Charo Izquierdo, ha asegurado a huelva24.com que el hecho de que no se celebren los desfiles presencialmente “va a afectar económicamente, pero hay una cara A, y es que las semanas de la moda no dejan de ser marketing para las marcas”; y “una cara B, más positiva, ya que de alguna manera la moda se sube a la digitalización. Es algo que con las redes sociales se estaba poniendo de manifiesto, y que ahora por el empuje que supone el Covid obliga a muchas Semanas de la Moda a celebrarse digitalmente o de manera híbrida”.

Izquierdo también coincide con Mansilla en que “se pierde ese turismo profesional que supone un incremento económico para la ciudad en la que se celebre el desfile”.

Otra de las cuestiones a tratar es el cierre de marcas o la reinvención de estas tras los efectos del coronavirus, la directora del Grupo Zeta sostiene que “van a desaparecer tiendas, pequeñas marcas, y luego se generará la oportunidad de que surjan nuevas a raíz de las necesidades que propicia la crisis”, y que a pesar de ello “evidentemente es una crisis de consumo”.

Respecto a este aspecto, es importante conocer de primera mano lo que están viviendo las firmas en esta extraordinaria y complicada situación, ya que la mayoría de ellas han tenido que adaptarse, desde unirse al teletrabajo hasta tener a sus empleados en ERTE. Antonio García es una firma que se dedica a crear diseños a medida para novia y ocasiones especiales, y para ellos la pandemia ha supuesto un problema según el creativo. “Nos ha hecho daño ya que hay muchísima cantidad de proyectos que se han quedado parados, aplazados, con lo cual es muy difícil mantener un equipo de taller, un mes y otro mes, sin ningún tipo de ingreso”, es por ello que Antonio García asegura que han tenido que pedir ayudas como los préstamos ICO.

No obstante, al igual que Charo Izquierdo hace referencia a dos caras, una negativa y otra positiva, sobre cómo ha afectado la pandemia a la industria de la moda. Antonio García ha querido recalcar que “he aprovechado este periodo para permitirme el lujo de pararme a diseñar, porque a ritmo normal el diseñar es para lo que menos tiempo tengo”, insistiendo en que “me refiero a diseñar con tranquilidad e investigar en diseño nuevos, eso sí lo he hecho, concretamente he estado haciendo una colección sobre novias”.

Sin lugar a dudas, la pandemia propiciada por el Covid-19 ha supuesto un problema de gran envergadura para la industria de la moda, ya que ha provocado el cierre de marcas y tiendas físicas; una gran pérdida económica para las firmas, que tienen que cubrirse las espaldas con Ertes y préstamos; aplazar el lanzamiento de nuevas colecciones; y quizá lo que más revuelo ha provocado, que es que la Fashion Week, el evento del año, se ha adaptado al modelo online, lo que trae consigo más consecuencias negativas que positivas. Todo ello nos obliga a preguntarnos, ¿volveremos a ver los desfiles de Chanel con 2.000 invitados, con una puesta en escena en el Grand Palais de París que nos deje sin aliento?