La Tabernilla: «La mejor Bodega de Huelva convive con cocina de autor sin estridencias en un pequeño bar de barrio»
Un sitio de esos que uno considera de culto, porque se puede organizar en él la experiencia que uno quiera disfrutar. Podemos tapear a precio ajustado cerveza en mano u organizar con el chef un menú profundo regado con vinos increíbles
Estamos ante uno de esos raros y singulares lugares escondidos, que tanto nos gusta encontrar en nuestros vagabundeos gastronómicos. Fuera de globalizaciones y modas, José Lagos montó en lo que aparenta ser una cafetería de barrio, una suerte de tienda de vinos hecha restaurante donde despliega su sapiencia aprendida tras años de carrera como chef y llevada a un espacio en el que disfruta de verdad. Hay que ir sin prisas, como si se detuviera el tiempo allí. Descubrir cada detalle culinario y enológico es parte fundamental de la experiencia. Un sitio de esos que uno considera de culto, porque se puede organizar en él la experiencia que uno quiera disfrutar. Podemos tapear a precio ajustado cerveza en mano u organizar con el chef un menú profundo regado con vinos increíbles.
Así mismo es una pequeña abacería donde podemos probar y adquirir, además de vinos, algunas joyas del mundo gourmet, verdaderamente únicas y raras por estos lares.
Como habitualmente nos gusta probar cosas al centro. Empezamos pidiendo su clásica ensaladilla, tan sencilla como buena, no sé si el secreto esta en la patata, la mayonesa o en la perfecta temperatura de servicio, odio las ensaladillas heladas que te provocan dolor en los dientes y pierden su sabor por la temperatura.
Continuamos con una de sus buenas frituras, las cocochas de bacalao rebozadas. Chipirones a la plancha en un punto y textura cuasi perfectos como preámbulo a los principales. José maneja con soltura todo tipo de cocina, se basa en la cocina tradicional, pero le aporta siempre su toque personal.
Como se pueden pedir raciones no muy grandes, optamos por un rico arroz negro con su toque de alioli, un soberbio guiso de rabo de toro y como colofón y a modo de remate y postre, una tabla de quesos, producto que trabaja en variedad y calidad como muy pocos en la zona, permitiéndonos probar variedades poco habituales y realmente sorprendentes, en su punto y temperatura óptimos.
Parece una obviedad hablar de puntos y temperaturas en la cocina, pero es un aspecto que cada vez se cuida menos, al igual que los tiempos en los guisos, y para los que nos gusta disfrutar de la buena mesa, resulta tan necesario como la misma calidad del producto.
Aquí se trabaja sin prisas y se nota. Yo diría que es un lugar mas bien fruto del capricho o sueño personal de su dueño y eso lo hace diferente y especial. Bravo por estas apuestas tan personales que tanto nos hacen disfrutar a los que tenemos la suerte de visitarlos.
LA BODEGUILLA
Valoración:
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Comida: 4
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Atención: 2
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Ambiente: 3
