A la reconquista de Mazagón
Han pasado 8 años desde que la crisis les obligó a cerrar y ahora vuelven con la misma marca que les hizo ser el único sitio donde cenar en Mazagón era un placer. Pero no busquen lujos formales aquí, sólo pueden fijarse en la esencia, en el producto. De hecho, no busquen ni simpatía ni buen hacer ni en el maître/propietario ni en los camareros, porque el primero se pasa barrocamente de servicial y los segundos por bordes.
Pero es verdad que lo que aquí tienen vuelve a ser de calidad. En primer lugar unas sardinas a la plancha al punto, ni muy grandes ni muy pequeñas, pero deliciosas.
En segundo lugar una especie de picadillo al que le añaden una ventresca de atún recién hecha y desmigada y que, aunque insisten en tomarla con cuchara, hay que probarla con tenedor.
Lo que sí habría que tomar con cuchara es el plato que más nos gustó, que es un revuelto de colas de cigala s para perder el sentido. Y que se merece dos bollos de pan para mojar.
Terminamos con unas castañuelas (primas aventajadas del choco) frescas, excelentemente hechas pero a las que se les ha ido la mano con el cebollino , imaginamos que porque tenían pocas para nuestra ración.
Y les dejamos dos platos con puntos suspensivos: croquetas de huevo frito y jamón y choco al terranova …quizás con eso baste para olvidar la masa humana que pasa alrededor de su mesa y a los jóvenes camareros.
En los tripadvisor dirán que la relación precio/calidad es pésima, pero en sitios tan masificados en verano como esta playa de Mazagón, es la única forma de encontrar mesa y comida decentes.