Casa Rufino, expertos en atún y más...
Con más de sesenta años de experiencia, Restaurante Casa Rufino , situado a pocos metros de la playa central de Isla Cristina , va ya por la tercera generación. Año tras año ha ido acumulando buenas críticas y siendo reconocido como uno de los mejores sitios en Andalucía para probar el atún rojo de almadraba . Está cerca del mar, pero no tiene nada que ver con un chiringuito playero.
El edificio se distingue del resto de los inmuebles de la zona por su original acabado en ladrillo y balaustrada de azulejos, incluido los carteles publicitarios del fundador ofreciendo su “tonteo especial” . El interior combina la madera con mesas clásicas y unos amplios ventanales y, en las paredes, se alternan cuadros y recuerdos de personajes que han pasado por el establecimiento con reseñas periodísticas. Además, para disfrutar de las vistas y del clima de la tierra, dispone de terraza exterior.
Su carta mantiene como protagonistas a los pescados y mariscos del Atlántico . Las críticas lo señalan como todo un especialista en atún rojo de almadraba. Lo dominan en todos sus cortes, y pertenecen a la Asociación de Amigos del Atún . Otras exquisiteces que podemos probar en este establecimiento son el mero especial de la casa, pez espada relleno con salsa tártara, rape con salsa de pasas, o corvina al vermut, además de gambas blancas de la mejor calidad y langostinos de trasmallo, sin olvidar los productos de concha. Tampoco esquiva la carta una buena carne de cerdo, de cordero o ternera.
Con estas referencias nos dirigimos hacia la playa de Isla Cristina, y unos metros antes de llegar encontramos el original inmueble del que antes hablamos. Calidez en la recepción y en el ambiente, tranquilidad, y a intentar disfrutar del aspecto gastronómico.
Arrancamos con una ventresca de atún ahumado en una salsa de mahonesa . Excelente el plato, sabiendo conjugar el sabor del producto con un leve toque a humo que lo hacía aún más atractivo. La prueba del atún la pasó con magnífica nota.
Pedimos después unas croquetas de corvina. Hemos probado muchos tipos de croquetas, y es un plato popular y a la vez complejo si se quiere destacar, y en esta ocasión lo consiguen: la croqueta sabe a corvina y su ejecución (punto de la bechamel, rebozado y fritura) era de buena factura.
Vino posteriormente un producto difícil de probar por su escasa presencia en las cartas, y es uno de esos manjares que solo se pueden degustar en buenos sitios: foie de rape en una pequeña tostada con mahonesa y una salsa agridulce. Se respetaba el producto, y qué más se podía pedir…
Y concluimos con un pargo salvaje al horno, acompañados por unas verduras y patatas. Sin una pega. Buen producto y en su punto justo. Para disfrutarlo a gusto.
De postre, tarta de la casa en línea con lo que habíamos comido hasta entonces.
Para poner el punto y final, lugar recomendable y muy especialmente para los forofos del atún rojo.