El Bodegón: "¡Tierra a la vista!"
“Máxima calidad en una oferta breve de carnes, pescados y verduras hechos a la brasa de leña de encina»
Llevaban tiempo insistiéndonos en que visitáramos este lugar de Palos de la Frontera. El Bodegón es una antigua bodega del pueblo, reformada con sencillez para mantener un ambiente rústico y natural que casa perfectamente con la cocina que aquí se ofrece.
Máxima calidad en una oferta breve de carnes y pescados hechos a la brasa de leña de encina . Y complementado por verduras de temporada de la tierra que, pasadas también ligeramente por la brasa, son la perfecta guarnición de los citados platos.
La carta la redondean con pocos entrantes, pero buenos : jamón de bellota, torta de la Serena, queso de cabra. Pero nosotros hemos empezado con un tomate con sal y aceite y al que hemos añadido un riquísimo bonito en conserva y hemos terminado de abrir boca con una ensalada de cogollos, tomate y pimientos asados acompañada de un platito de un delicioso pulpo.
Platos principales
De la oferta de platos principales hemos dejado el bacalao para otra ocasión y hemos pedido una buena ración de ventresca de atún rojo , sencillamente excelente, una presa de cerdo ibérico muy buena que te reconcilia con un plato ya «manoseado» en otros lugares y lo que más nos ha gustado que ha sido un magret de pato muy poco hecho, delicioso.
Las verduras que acompañaban al pescado y la carne, como ya hemos indicado, estaban también deliciosas y han ido alternando según los platos: pimientos, berenjenas, tomates.
Hemos intentado pedir un plato final sólo de verdura a la plancha pero el artífice de este lugar mágico, Adrián -siempre a los fogones y con aspecto y hechuras de maquinista de tren a vapor mientras añade troncos y más troncos a su parrilla- no ha transigido con la petición.
Dejamos una prometedora ternera y corderos ecológicos para próxima visita. Y es que buena parte de los productos utilizados proceden de agricultura ecológica, y en la carta aparecen así mencionados.
De postre, un buen plato de torta de la Serena y un flan de huevo ecológico, que, quizás, ha sido lo más flojito.
En resumen, un asador a seguir y a donde peregrinar tan a menudo como se pueda para reconciliarte con la calidad de la materia prima, con la sobriedad de un servicio atento pero relajado y con unos precios transparentes y que hacen justicia a lo que tomas. O lo que es lo mismo, que si les gusta comer bien y están a tiempo, suelten ahora mismo el periódico ¡y váyanse para allá ya!