El Bodegón de Palos de la Frontera: "No todo son estrellas"
No todo son estrellas Michelin. Hay repartidos por España muchos restaurantes apenas conocidos fuera de su entorno donde se come francamente bien. Para descubrirlos son imprescindibles las pistas que nos proporcionan amigos y conocidos. De lo contrario difícilmente daríamos con ellos. Y casi siempre merece la pena la visita. Así me ha ocurrido el pasado domingo con El Bodegón , un mesón-asador situado en el centro mismo de Palos de la Frontera , en la provincia de Huelva.
Un sitio rústico, de ambiente popular , con mesas repartidas en dos comedores, una larga barra y al fondo una gran parrilla que es el eje de la cocina de esta casa. Tiene además un tranquilo patio interior que, según me cuentan, es muy agradable en las noches de verano. El propietario y cocinero es Adrián González , que maneja con solvencia la brasas para lograr muy buenos resultados tanto con verduras como con carnes. Y en ocasiones, cuando la tiene, con ventresca de atún rojo de almadraba . Por desgracia el domingo no había, así que tendré que volver a probarla. De la sala se ocupa con amable sencillez y con enorme simpatía, pero con mucha profesionalidad, Mercedes Prieto, la mujer de Adrián .
Solo leña de encina
El cocinero alimenta la parrilla únicamente con leña de encina y emplea en muchos casos alimentos ecológicos . Así, algunos quesos, el cordero o la ternera provienen de producción ecológica. Las verduras no sé si son ecológicas, pero proceden de huertas de la zona y están buenísimas . Adrián las sirve única y exclusivamente como guarnición de carnes y pescados. Le han pedido muchas veces que las incorpore como un plato más a la carta, pero que se niega. En cualquier caso pudimos probarlas por partida triple como acompañamiento de las distintas cosas que pedimos.
Empezamos con una ensalada de tomate , simplemente aliñado con aceite de oliva virgen extra y flor de sal. Tomate de los que en cuanto llegan a la mesa sabemos que está muy bueno. Por su aspecto, pero sobre todo por el olor que desprende. Estupendo.
Probamos también el jamón ibérico de bellota , de mucha calidad pero pésimamente cortado. Nos explica Adrián que quien lo corta habitualmente no está ese día. Y se nota.
De la parrilla sale un buen pulpo capturado en la zona, nada que ver con esos pulpos de incierto origen que pueblan ahora las cartas de los sitios de moda y que se hacen “a la brasa” de aquella manera. Lo tienen también a la gallega, pero ese queda para otro día. En la carta aparecen además sólo dos pescados. Uno es la ventresca que no podremos probar. El otro un bacalao . Curiosamente este no se hace en la parrilla sino confitado. Un lomo de calidad, de esos que se laminan con solo tocarlos, impecable de punto. Con él llegan las primeras verduras a la brasa. Qué buenas.
Las carnes
Todas las carnes se hacen en la parrilla . Hay cordero ecológico en chuletas, filete de su pata y brazuelo. Mercedes nos ofrece este último al tomar la comanda, pero al final no nos decidimos. Creo que fue un error. Aunque otro motivo más para volver. Hay también lomo de ternera ecológica. Y presa de ibérico. Nosotros optamos por una pechuga de pato que se hace entera y se trincha en la mesa .
Jugosa y con mucho sabor. Me gusta mucho. Y optamos también por presa de wagyu , que al igual que el pato llega con el punto exacto de fuego. Otro acierto.
Y con ellas, más verduras de temporada: berenjenas, pimientos rojos, cebolletas, champiñones, calabacines… Para repetir y repetir.
El postre
A la hora del postre nos vamos a los quesos . Torta de la Serena y algunos ecológicos que provienen de una quesería artesanal leonesa, además de uno de cabra de la sierra de Cádiz.
Buen surtido (que no se llevará ningún premio a la presentación), que acompañamos con uno de esos vinos que les van perfectamente, el Old Harvest de Ximénez-Spínola. Su presencia en la carta indica que aunque no muy amplia, la bodega de esta casa está muy bien seleccionada. Anoten este sitio porque merece la pena.
Si tienen tiempo, pasen por la vecina localidad de Moguer y compren unos hojaldres en la centenaria confitería La Victoria . Un punto dulce para remarcar el buen sabor de boca.