Al abordaje
Quizás sea el sitio de más personalidad de Mazagón, aunque curiosamente -o afortunadamente- esté alejado del centro del pueblo. Ernesto, su capitán salitre estuvo embarcado mucho tiempo en la deliciosa locura que llevó a Ignacio Fernández Vial a construir carabelas y botarlas para que reconquistasen los mares océanos. Esas y muchas travesías más hacen de nuestro capitán uno de los más avezados marinos que se puedan encontrar en tierras tan cercanas al Moguer del descubrimiento.
Su especialidad no son los pescados importantes, sino los más humildes, los que pescan amigos suyos en la costa más cercana y a los que no pocas veces se une. Eso permite que muchas veces los fuera de carta te sorprendan para bien.
Su peculiar estilo se nota también en la forma en la que funciona, más próxima al sírvase usted mismo que al restaurante, lo que hace engorroso el aprovisionamiento de comida y bebida cuando la mesa es larga o se va con nervios. Pero también es cierto que la sonrisa y buen humor de su tripulación hace que cualquier navegada aquí sea placentera.a carta, por su naturaleza, cambia a diario en función de las capturas, pero son siempre fijos un buen tomate y unas tostadas de pan de ajo (inspiradas en El Lobito de Moguer). Si, además, tienes la suerte de encontrar coquinas ese días con eso has redondeado tu aperitivo.
Si lo anterior lo completas con buen choco o chipirón plancha , buenas navajas o excelente atún ( o sucedáneo) te olvidas así de sus frituras, arte que no dominan tanto y algo bastas pese al excelente producto que trabajan.
De lo que hay que huir un poco es de las gambas o de los gambones planchas que no están a la altura del resto, pese a la apariencia que tienen.
En definitiva, una tasca-museo , mas que un restaurante y un homenaje al pescado fresco , al producto de cercanía y a la bonhomía de su propietario. Un lujo que además tiene precios asequibles para cualquier pasaje.