Creatividad y buen producto, fórmula de éxito
En plena comarca del Andévalo, en Alonso, en el municipio donde sus calles suenan a fandango y el aire huele a jara y a gurumelos, nos encontramos con El Cerrojo Tapas , con una de las ofertas más amplias y originales de la comarca donde se une creatividad y buen producto.
Hace ya más de doce años Antonio Ramón Macias en un local que podría tener la apariencia de una tasca de pueblo de Alosno, se aventuró a ofertar los buenos productos de la zona, pero con elaboración de alta cocina . El Cerrojo Tapas tiene fuera una agradable terraza y dentro, como decíamos, el aspecto de un bar de pueblo, bien decorado, con mesas de madera y paredes decoradas con elementos rústicos.
Lo primero que sorprende de este bar, si no se conoce la filosofía que iluminan los fogones, es la amplitud de su carta: más de cincuenta propuestas gastronómicas tanto en versión tapa como plato . La elección es sin duda compleja sobre todo cuando se prueba la primera y uno piensa como deben ser todas las demás…
La atención es rápida y nada más sentarnos teníamos en la mesa una Cruzcampo bien tirada y unas aceitunas para abrir boca mientras elegíamos de la carta. Optamos por dejarnos aconsejar y lo primero que llegó fue una de las tapas estrellas (es decir, premiadas en algún certamen gastronómico). Fue un falso helado de gurumelos . La apariencia, espectacular, y el sabor casi de diez. Se trata de un cono de hojaldre relleno en la base con los “avíos” de un cocido de la Sierra y acabado en su parte superior con unos gurumelos casi en crema. La combinación de sabores es de lo más acertado y visualmente dan ganas de dejarlo de exposición.
Otra de las propuestas fue una de las tapas que más se venden en el Cerrojo, un champiñón pasado por la plancha relleno de atún y cubierto con una salsa alioli muy suave. No defraudó.
Pasamos a un arroz de gurumelos y foie , que en este establecimiento se puede pedir individualmente sin necesidad de poner de acuerdo a varios para pedir un arroz. Estaba el grano en su punto de risotto, y el sabor que le da uno de los productos estrellas de la zona, el gurumelo, que estaba de temporada, se unía perfectamente al toque del foie.
La carta, como decíamos, nos tentaba con carnes de la zona (el mejor cochino del mundo), guisos serranos , algún marisco o pescado de la costa , a la plancha o en fritos, … pero como estábamos en temporada de gurumelos queríamos explotar al máximo este producto “gurmé” y nos lanzamos a por el mini revuelto de gurumelos , lo que fue todo un acierto no solo por la magnífica elaboración del revuelto de esta seta sino también por una presentación de alta cocina que, efectivamente, también se llevó en su momento un premio.
Postres caseros, de sabor tradicional (tarta de la abuela ) y alguno más modernos como una bola de crema de queso en textura de gelatina y sabores de fruta. Para la” digestión” nos ofrecieron un vokda con miel que elabora una empresa local de la cercana localidad de Paymogo, y a quienes auguramos un buen futuro.
Para concluir, El Cerrojo Tapas es uno de esos sitios para los que merece la pena hacer algunos kilómetros para conocer, y si estamos por el Andévalo, un buen punto para reponer fuerzas y disfrutar de la buena comida.