Aires de Doñana, buen producto, elaboración casera
Aires de Doñana, buen producto, elaboración casera
Con vistas a la laguna y a la basílica de la Virgen del Rocío, Aires de Doñana, solo por su entorno ya es un lugar recomendable. Es uno de los establecimientos clásicos para comer bien en la aldea almonteña.
El restaurante “Aires de Doñana”, que regenta Manuel Espina, está ubicado en una choza típica del Parque, con tejado de madera a dos aguas, una envidiable terraza y una decoración rústica acorde al lugar. Su carta combina comida casera de la zona con buenos pescados y carnes a la plancha. El servicio algo lento al inicio, aunque después todo transcurrió con buen ritmo.
Iniciamos nuestra degustación con un paté de hígado de ansar acompañado de mermelada de frutos rojos. Buen comienzo. Seguimos con unas ortiguillas de la rocina, que tras ese nombre escondía una bechamel de mariscos y carne, rebozada y frita, acompañado por un alioli suave. Vamos, lo más parecido a una croqueta de mariscos. Correcto, aunque no es un bocado delicado.
Pasamos a probar un lenguado relleno de langostinos al estilo de la zona. Muy sabrosa la salsa que acompañaba al plato, aunque el lenguado y el langostino estaban un poco pasados de tiempo de cocción.
Cambiamos de tercio y decidimos probar la mostrenca (la res de la zona) en salsa al sabor de la casa de los guardas y, posteriormente, un entrecot de lomo bajo de ternera solo marcado a la piedra. Muy bueno el segundo, y original el sabor de la mostrenca, unas vacas que han logrado adaptarse a la marisma, a sobrevivir en estos terrenos inundados y llenos de matorral arenoso que las obliga a estar en un movimiento continuo y que da como resultado unos animales con una carne muy singular, de poca grasa, sabor fuerte y aromático .
De postre, una tarta de Doñana. Aceptable.
Agradable lugar, en resumen, para una comida de fin de semana en el Rocío, con buen producto y elaboración casera. Imprescindible reserva, sobre todo en fin de semana.
