Deporterapia

Derechos de los niños en el deporte

Durante las primeras semanas del pasado mes de septiembre, multitud de entidades han iniciado el curso escolar y la temporada deportiva. Son diversas y variadas las ofertas deportivas, que reciben los padres y madres de los potenciales alumnos. No es este, un mal momento para valorar el desarrollo de dichas actividades, pero desde la perspectiva de los niños, es decir, de los derechos que les asisten. Y son su padres los que deben valorar si los mismos se cumplen en función del proyecto que les presentan, o bien observando la dinámica que siguen en dicha entidad.

Derechos de los niños en el deporte

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La práctica deportiva, especialmente, en el caso de los más pequeños, posee unas características propias que todos debemos conocer. Como podremos observar en el desarrollo del presente artículo, son muchos los derechos deportivos que amparan a los niños, y que hoy en día, aunque parezca mentira, no se respetan. Y son muchos los responsables: desde determinadas federaciones, clubes, asociaciones, supuestos profesionales, hasta incluso los mismos padres. En muchas ocasiones por ignorancia y otras más dolosas, por ciertos intereses, se aceptan determinadas prácticas como adecuadas, cuando ni mucho menos lo son.

Al leer con atención el contenido de estos derechos, estaremos en disposición de realizar una valoración más objetiva de las actividades deportivas dirigidas a menores.

1. Derecho de practicar el deporte sin ninguna diferencia. 

Derechos de los niños en el deporte

2. Derecho a divertirse y jugar.

No perder de vista que los niños necesitan ocupar su tiempo libre, y que de forma innata lo hacen a través del juego. Éste, el juego,  será el centro de interés que debe estar presente siempre, de una forma o de otra, durante las actividades deportivas programadas para los niños. Cuando se observa un grupo de niños jugando de forma espontánea, se observa que inventan reglas y forma de competiciones especiales que a menudo duran toda una tarde, alternando varias actividades del deporte: fútbol, carreras, patín, ciclismo, etc. Ello pone de manifiesto la necesidad de variar, crear condiciones diferentes, proponer alternativas de juego, fomentar el uso de estas prácticas espontáneas.

De cualquier forma, no nos olvidemos que la perspectiva de esta cuestión varía según de qué grupo de edades tratemos. No es lo mismo hablar de niños entre 7 y 8 años que aquellos que ya poseen 12 o 13 años. Para los primeros el entrenamiento se organiza de forma lúdica, variada y espontánea. También para los segundos es importante el aspecto lúdico y variado del entrenamiento, que sin embargo debe estar más centrado en el aprendizaje de la habilidad deportiva.

3. Derecho de aprovechar un ambiente sano.

Derechos de los niños en el deporte

4. Derecho a ser tratado con dignidad.

Muy a menudo podemos apreciar en nuestro entorno deportivo más cercano la presencia de elementos negativos que atentan contra la dignidad de los/as participantes como una escuela rígida y autoritaria o  un entrenador que use un lenguaje que no respeta las reglas de la buena educación (gritos, insultos, etc). Estas son posturas que no fomentan la función educativa que tiene el deporte. En este caso, la práctica deportiva puede resultar una  fuente de frustración, desilusión y escuela de falta de respeto hacia los otros. 

5. Derecho a ser rodeado y entrenado por personas competentes.

Ni decir tiene que las personas responsables del entrenamiento de menores deben poseer una titulación adecuada que les acredite para llevar a cabo dicha labor con garantías. Deben poseer conocimientos psicológicos, pedagógicos y técnicos para poder adaptarse a la realidad del niño. Es obligación de los técnicos proporcionar fundamentos didácticos, dándoles un contenido y sugiriendo métodos apropiados. Algunos entrenadores usan teorías de entrenamiento y competición apropiados para adultos, pero inadecuados para los niños. Esta es una de las causas, no la única, por la que muchos  jóvenes después de los 15 años dejan el deporte de competición, e incluso, llegan a  alejarse totalmente de la práctica deportiva.

6. Derecho a entrenar según los ritmos individuales.

Derechos de los niños en el deporte

7. Derecho a competir con jóvenes que tienen las mismas posibilidades de éxito.

No es posible hacer competiciones entre niños con diferencias físicas o con niveles de preparación muy diferentes. De la derrota deportiva se pueden sacar elementos significativos para la enseñanza, pero la experiencia de sentirse débil o inferior no es beneficiosa, así como tampoco la de sentirse muy superior a los demás. 

8. Derecho a participar en competiciones adecuadas.

Evitar la  organización de  competiciones con las características de los adultos (campeonatos largos, torneos por eliminación directa, largas distancias a recorrer, títulos de campeones, etc.). Ejemplos positivos de adaptación del deporte a la edad: minibásquet, minivolei, fútbol 7, torneos de un día. 

Otro elemento a tener en cuenta es no precipitar la edad en la que los menores empiezan a competir, y cuando se inicien, estar muy pendiente de los detalles para que esta experiencia no resulte negativa.

9. Derecho a participar en el deporte dentro de la máxima seguridad.

Hay que adaptar las infraestructuras, los campos de juego, la duración de las prácticas y los materiales deportivos  a las realidades físicas y psíquicas del niño. Una correcta práctica deportiva debe contemplar un Plan que controle las contingencias, que prevenga accidentes, y en definitiva, la integridad física y psíquica de los menores. 

Dentro de la propia programación de las sesiones, evitar aquellos ejercicios que puedan producir algún tipo de lesión: pasos de vallas rígidas, multisaltos en terrenos irregulares o  intensidades de ejecución  inadecuadas al nivel de los menores.

10. Derecho a no ser campeón pero también derecho a serlo.

Si así lo desea y tiene el talento necesario, a partir de cierta edad - por lo general después de los 15 o 16 años - el joven deportista podrá intensificar la práctica deportiva o por el contrario seguir practicando su deporte por el placer que le reporta y por la satisfacción de estar con los demás. En los dos casos, conservará un excelente recuerdo del deporte que practicó cuando era niño. Ganar no es lo único. Participar también es muy importante.

Enlaces interesantes en esta materia:

La práctica deportiva, especialmente, en el caso de los más pequeños, posee unas características propias que todos debemos conocer. Como podremos observar en el desarrollo del presente artículo, son muchos los derechos deportivos que amparan a los niños, y que hoy en día, aunque parezca mentira, no se respetan. Y son muchos los responsables: desde determinadas federaciones, clubes, asociaciones, supuestos profesionales, hasta incluso los mismos padres. En muchas ocasiones por ignorancia y otras más dolosas, por ciertos intereses, se aceptan determinadas prácticas como adecuadas, cuando ni mucho menos lo son.Al leer con atención el contenido de estos derechos, estaremos en disposición de realizar una valoración más objetiva de las actividades deportivas dirigidas a menores.1. Derecho de practicar el deporte sin ninguna diferencia. Todos los niños tienen derecho a practicar deporte independientemente de su sexo, características físicas, aptitud física, etc .Un objetivo fundamental en toda sesión deportiva con menores es generar el mayor  tiempo motor posible, es decir, que los menores estén en movimiento desarrollando  Ejemplo positivo: Un club de atletismo o natación en el que coexisten grupos de competición y grupos que no compiten. Ejemplo negativo: los niños con una supuesta menor aptitud física que son obligados a quedarse sentados en un deporte colectivo.2. Derecho a divertirse y jugar.No perder de vista que los niños necesitan ocupar su tiempo libre, y que de forma innata lo hacen a través del juego. Éste, el juego,  será el centro de interés que debe estar presente siempre, de una forma o de otra, durante las actividades deportivas programadas para los niños. Cuando se observa un grupo de niños jugando de forma espontánea, se observa que inventan reglas y forma de competiciones especiales que a menudo duran toda una tarde, alternando varias actividades del deporte: fútbol, carreras, patín, ciclismo, etc. Ello pone de manifiesto la necesidad de variar, crear condiciones diferentes, proponer alternativas de juego, fomentar el uso de estas prácticas espontáneas.De cualquier forma, no nos olvidemos que la perspectiva de esta cuestión varía según de qué grupo de edades tratemos. No es lo mismo hablar de niños entre 7 y 8 años que aquellos que ya poseen 12 o 13 años. Para los primeros el entrenamiento se organiza de forma lúdica, variada y espontánea. También para los segundos es importante el aspecto lúdico y variado del entrenamiento, que sin embargo debe estar más centrado en el aprendizaje de la habilidad deportiva.3. Derecho de aprovechar un ambiente sano.Un ambiente sano se refiere a aquel que promociona valores educativos a través del deporte, y no solo al entorno físico, que también. Desde el punto de vista del bienestar físico y psicológico , desarrollando hábitos saludables , e  introduciendo cuanto antes el concepto del “fair play”. Es muy positivo  destacar los gestos altruistas y la lealtad durante la práctica deportiva. Y es muy negativo el desarrollo desmedido de una competencia insana con otros equipos o la conducta desfavorable del entrenador o del padre contra el árbitro.4. Derecho a ser tratado con dignidad.Muy a menudo podemos apreciar en nuestro entorno deportivo más cercano la presencia de elementos negativos que atentan contra la dignidad de los/as participantes como una escuela rígida y autoritaria o  un entrenador que use un lenguaje que no respeta las reglas de la buena educación (gritos, insultos, etc). Estas son posturas que no fomentan la función educativa que tiene el deporte. En este caso, la práctica deportiva puede resultar una  fuente de frustración, desilusión y escuela de falta de respeto hacia los otros. 5. Derecho a ser rodeado y entrenado por personas competentes.Ni decir tiene que las personas responsables del entrenamiento de menores deben poseer una titulación adecuada que les acredite para llevar a cabo dicha labor con garantías. Deben poseer conocimientos psicológicos, pedagógicos y técnicos para poder adaptarse a la realidad del niño. Es obligación de los técnicos proporcionar fundamentos didácticos, dándoles un contenido y sugiriendo métodos apropiados. Algunos entrenadores usan teorías de entrenamiento y competición apropiados para adultos, pero inadecuados para los niños. Esta es una de las causas, no la única, por la que muchos  jóvenes después de los 15 años dejan el deporte de competición, e incluso, llegan a  alejarse totalmente de la práctica deportiva.6. Derecho a entrenar según los ritmos individuales.Las personas somos todas diferentes, y en el caso de menores hay que añadir las interferencias propias del crecimiento y el desarrollo. Una niña de 10/12 años, dentro de 6 meses ha sufrido tantos cambios que parece que hablemos de dos personas totalmente diferentes. Cada persona tiene un ritmo de adquisición de conocimientos y esto debe ser tenido muy en cuenta para poder fomentar las aptitudes y evitar los errores de entrenamiento. Como diría mi entrenador: “En el entrenamiento, tanto para adultos como para mayores, no a todo el mundo le gusta el pollo con patatas, el menú tiene que ser variado”7. Derecho a competir con jóvenes que tienen las mismas posibilidades de éxito.No es posible hacer competiciones entre niños con diferencias físicas o con niveles de preparación muy diferentes. De la derrota deportiva se pueden sacar elementos significativos para la enseñanza, pero la experiencia de sentirse débil o inferior no es beneficiosa, así como tampoco la de sentirse muy superior a los demás. 8. Derecho a participar en competiciones adecuadas.Evitar la  organización de  competiciones con las características de los adultos (campeonatos largos, torneos por eliminación directa, largas distancias a recorrer, títulos de campeones, etc.). Ejemplos positivos de adaptación del deporte a la edad: minibásquet, minivolei, fútbol 7, torneos de un día. Otro elemento a tener en cuenta es no precipitar la edad en la que los menores empiezan a competir, y cuando se inicien, estar muy pendiente de los detalles para que esta experiencia no resulte negativa.9. Derecho a participar en el deporte dentro de la máxima seguridad.Hay que adaptar las infraestructuras, los campos de juego, la duración de las prácticas y los materiales deportivos  a las realidades físicas y psíquicas del niño. Una correcta práctica deportiva debe contemplar un Plan que controle las contingencias, que prevenga accidentes, y en definitiva, la integridad física y psíquica de los menores. Dentro de la propia programación de las sesiones, evitar aquellos ejercicios que puedan producir algún tipo de lesión: pasos de vallas rígidas, multisaltos en terrenos irregulares o  intensidades de ejecución  inadecuadas al nivel de los menores.10. Derecho a no ser campeón pero también derecho a serlo.Si así lo desea y tiene el talento necesario, a partir de cierta edad - por lo general después de los 15 o 16 años - el joven deportista podrá intensificar la práctica deportiva o por el contrario seguir practicando su deporte por el placer que le reporta y por la satisfacción de estar con los demás. En los dos casos, conservará un excelente recuerdo del deporte que practicó cuando era niño. Ganar no es lo único. Participar también es muy importante.Enlaces interesantes en esta materia:http://www.unicef.org/spanish/crc/http://turismoweb.carm.es/nas/deportes/web/adjuntos/4_ADJ_817.pdfEnrique Carlos Nielsen Hidalgo VigoDiplomado en Educación Física Entrenador Nacional de Atletismo

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