El runrún: La trompeta ‘beatlemaniaca’

Tiempo de plegarias. La lógica preocupación de muchos onubenses por la evolución de la pandemia de coronavirus ha cambiado nuestra perspectiva respecto a muchos asuntos. Si días antes de que se decretara el estado de alarma, la suspensión de la procesiones de Semana Santa o de la Romería del Rocío era un tema capital para bastante gente, conforme han ido pasando los días esa importancia se ha ido relativizando al aceptar que estamos atravesando quien sabe si el momento histórico más delicado que le tocará vivir a nuestra generación. Eso no quiere decir, por supuesto, que se haya perdido la fe. Más bien en estos casos suele ocurrir lo contrario. No exageraremos con aquello de acordarse de Santa Bárbara cuando truena, pero estamos seguros de que nuestros santos y vírgenes andarán muy ocupados estos días atendiendo las plegarias de tantos creyentes, cofrades o no, que acuden a instancias divinas para pedir protección o consuelo ante esta especie de plaga bíblica que nos ha caído encima. Y aunque ni siquiera las iglesias sirven ya para hacer visible esa unión entorno a la fe, ya que están cerradas hasta para oficiar funerales, sí podemos ver por la calle manifestaciones de ese sentimiento religioso. En este caso, de una de las advocaciones más arraigadas de la capital, la Virgen de la Victoria, que junto a su templo, bajo su azulejo, no faltan velas y el mensaje que uno de sus devotos eleva a la Reina del Polvorín: “Reina y Señora de esta ciudad de Huelva, protégenos Madre nuestra de la Victoria”.